El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente presenta la instalación (DOCE) Actos de Memoria de Nieves Correa y Abel Loureda, que se configura como el resultado de una investigación, desde las artes visuales, de lugares perdidos en el tiempo, de la provincia de Segovia. Un trabajo sobre la despoblación y el abandono que quiere volver a habitar el pasado siquiera un momento para traerlos de nuevo al tiempo presente mediante la presencia, las presencias; que activan el espacio y lo transforman “materializando el pasado en el presente”.
Este proyecto, que fue Premiado por la Beca de la Fundación Villalar en 2019, trabaja a la vez la investigación y los “actos de memoria” desarrollándose durante los doce meses de un año natural en doce lugares “perdidos en la Historia” de nuestra provincia, abarcando sus diferentes comarcas históricas. Se pretende trabajar la memoria, también en el paisaje, en las estaciones y los ritmos del tiempo en la naturaleza y, de esa manera, aquellos lugares perdidos en el tiempo se materializan de nuevo en un tiempo concreto y natural, en el tiempo de la vida.
Para la elección de los lugares se ha determinado un ámbito temporal que empieza en el primer tercio del siglo XIX, con la Desamortización de Mendizábal, y el abandono de iglesias, conventos y monasterios; y termina entre el siglo XX y XXI, con la paulatina despoblación económica. Este lapso de tiempo refleja un cambio que empieza en el siglo XIX y se va acelerando con el paso de los años y el ritmo de nuestra historia: las decisiones políticas, las contiendas internas, los problemas económicos, la falta de infraestructuras y el abandono de las existentes, el cambio en los procesos industriales, etc. Pueblos y caseríos; iglesias, conventos y monasterios; estaciones de tren; edificios industriales y molinos; esquileos, palacios y hospitales; y fuentes y lavaderos públicos de ropa, son los seis ámbitos en los que se ha centrado la investigación.
Desde el punto de vista social, este proyecto muestra diferentes caras del mismo suceso, la transformación socio-económica del territorio y el olvido que afecta a diferentes aspectos de la vida, que además se relacionan y potencian: el abandono de las líneas ferroviarias deviene en el abandono de los pueblos; el cese de los oficios e industrias tradicionales propicia la emigración y la despoblación… una gran cadena de sucesos que afectan a cada territorio de una manera determinada dentro del gran devenir de la Historia.
Este “habitar” de nuevo los espacios no parte de la idea de representación ni de recreación histórica; este trabajo no es un documental ni una película, se trata de crear “actos de memoria” cercanos a la performance; en los que las presencias son ellas mismas, a la vez figuras del presente y figuras del pasado o presencias del presente recordando aquel pasado. Se trata de presencias neutras, no individualizadas, vestidas con ropa contemporánea pero completamente neutra e igual en todas las situaciones. Estas presencias conocen el concepto del trabajo y su dimensión sobre la memoria y todas están familiarizadas con el concepto de performance, no narración y no representación y son libres de llevar a cabo este “acto de memoria” desde su propia sensibilidad y trayectoria.
En palabras de Alicia Murría, para el texto del catálogo, los artistas: “Eligen tipologías, seleccionan, ordenan, esquematizan, hacen fichas, diseccionan… De este modo vemos la confluencia de dos vías de trabajo. De un lado, una mirada rigurosa, cercana a la del entomólogo que registra los detalles, que bucea en la historia del lugar, en la forma física de los elementos constructivos, en su función, describiendo con exactitud su historia, incluso rescatando los nombres de sus moradores, las ordenanzas que modificaron su destino… Por otro lado, todo esto se impregna de una especie de añoranza, sin blandura, que constata las pérdidas, las ausencias… Para el espectador funciona como una suerte de arqueología de emociones aunque no sea esta la intención de los autores. Si la visualidad se enmarca en estas coordenadas, otro tanto sucede con los sonidos, inventados o imaginados que nos retrotraen a lo que pudo ser. La imaginación del espectador se atiene a lo real, en las fotografías y en los textos-fichas, o se despliega como cuando leemos sobre restos arqueológicos aparecidos que aportan luz sobre el pasado.”
El resultado son 12 vídeos de 12 lugares olvidados. En estos vídeos los lugares se “habitan” de nuevo, unos personajes sin tiempo y sin rostro vuelven a esperar un tren, a habitar una casa, a trabajar en un molino, ….. no se trata de una representación sino de un espacio de recuerdo, de traer al presente aquel pasado que se está diluyendo en la historia para siempre.
Estos doce videos se configuran como un retablo contemporáneo que se muestra, en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, a partir de una proyección en loop de los doce vídeos, acompañada por doce fotografías de todos los lugares en tamaño pequeño y en blanco y negro, y un espacio sonoro que nos evoca lo que aquellos espacios pudieron ser cuando estaban llenos de vida.
(Texto: Nieves Correa y Abel Loureda)