7 de octubre 2003- 11 de enero 2004
El Expresionismo Abstracto Americano es, sin duda, el movimiento pictórico más importante de la segunda mitad del siglo XX. Podemos situar su momento cenital en la década de 1950, aunque las trayectorias de sus miembros y su influencia se han prolongado hasta casi la actualidad. De “último triunfo de la pintura” lo califica Francisco Calvo Serraller en el catálogo de esta exposición, dando así a entender su carácter de culminación, pero también de punto sin retorno, de la aventura de la pintura moderna.
En esta muestra se reúnen obras de sus más destacados representantes, que podemos ordenar atendiendo a las dos vertientes características: la denominada “Pintura de Acción” y la de “Campos de Color”. En el primer grupo, que subraya el componente expresionista, el gesto y la acción, podríamos situar a Arshile Gorky (1905-1948), Jackson Pollock (1912-1956), Willem de Kooning (1904-1997), Franz Kline (1910-1962), Robert Motherwell (1915-1991), Adolf Gottlieb (1903-1974) y Lee Krasner (1911-1984). Al segundo grupo, donde el colorido, su intensidad y su extensión adquieren un decidido protagonismo, pertenecen Mark Rothko (1903-1970), Clyfford Still (1904-1980), Barnett Newman (1905-1970) y Morris Louis (1912-1962). Un tercer grupo lo compondrían los expresionistas abstractos de orientación lírica, cuyo sentido paisajístico retoma el eco del último Monet: Sam Francis (1923-1994), Joan Mitchel (1926-1992) y Helen Frankenthaler (1928). Entre éstos se podría emplazar asimismo la obra de Esteban Vicente (1903-2001), a cuya pintura se le atribuyó siempre un aire muy “europeo”. El caso de Philip Guston (1913-1980) es peculiar, por el giro de su obra, en plena madurez, hacia postulados figurativos. No ya en otro grupo, sino en otra perspectiva, habría que colocar a quienes podemos considerar como precedentes inmediatos: Josef Albers (1888-1976) y Hans Hoffmann (1880-1966), europeos que formaron escuela en América. Casos aparte son también Mark Tobey (1890-1976), por su sentido caligráfico, y David Smith (1906-1965), el único escultor que con propiedad podemos adscribir al Expresionismo Abstracto.
La denominación Expresionismo Abstracto Americano puede parecer contradictoria en sus términos, pues enuncia juntas dos tendencias hasta entonces consideradas, en el seno de las vanguardias históricas, como antitéticas. Por un lado, la línea del Expresionismo, que explotaba lo subjetivo y emocional, y que parte del Fauvismo y cristaliza en los grupos alemanes de El Puente y El Jinete Azul. Por otro, el Cubismo analítico y el haz de tendencias variopintas que, partiendo de él, acabarán por convergir, en las década de 1930,en el grupo Abstracción-Creación. La etiqueta no registra, de todos modos, el que fuera otro de los ingredientes fundamentales del Expresionismo Abstracto: la influencia surrealista, que en los Estados Unidos adquirió en aquellos años especial relevancia merced a los artistas que se concentraron allí huyendo de la guerra europea.
Con El Expresionismo Abstracto Americano en las Colecciones Españolas prosigue la investigación iniciada por este Museo de los fondos de las colecciones españolas públicas y privadas, como medio para conocer mejor nuestro patrimonio, a la vez que se presentan muestras selectas de la obra de determinados artistas o movimientos
Con el patrocinio de Chrysler, Caja Segovia Obra Social y Cultural e Iberpistas.