La colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente abarca la evolución del pintor en sus distintas etapas creativas, así como todos los soportes y técnicas por él utilizados: pintura, collage, dibujo y escultura. En esta ocasión se muestra una selección de obras en los siguientes espacios del museo:

Pasillo de la Sala 5:  Collages de los años 60 y 80:

A partir de los años 50 Esteban Vicente comienza a utilizar materiales encontrados, compone sus obras rasgando o recortando papeles, dispuestas en soportes de papel o cartón. En los años 60, son collages de colores brillantes y formas evocadoras, inspirados en la belleza natural de su entorno, de su jardín de Long Island y de Hawaii. y a partir de los 80, la entera libertad en la ejecución dará como resultado formas más ambivalentes, orgánicas o geométricas, evanescentes, que flotan en una atmósfera luminosa. En los años 90, salvo algunas excepciones, son collages casi exclusivamente blancos, El papel es el único protagonista, el único que puede apresar la luz con la que el collage se hace.

Esteban Vicente. Red on Green, 1964
Papel coloreado y carboncillo sobre tabla. 101 x 66,5 cm

Esteban Vicente. Untitled, 1985
Papel coloreado y gouache sobre lienzo, 66 x 75,5 cm

Esteban Vicente. Untitled, 1988
Papel coloreado, carboncillo, acuarela y gouache sobre lienzo. 65,5 x 85,5 cm

 Sala 5: Óleos de los años 50, 70, 80 y 90:

En los años 50 y, simultáneamente a la factura de collages, el pintor participa, junto a un nutrido grupo de artistas neoyorquinos en el resurgir de un nuevo lenguaje artístico, una pintura abstracta de acción, gestual y agresiva que en el caso de Esteban, se convierte en una pintura más lírica realizada con diferentes áreas planas de trazo libre y regular pero de composición ordenada. El dibujo negro al margen de las formas de color crea movimiento y fluidez y guían al observador a través del cuadro. Son obras complejas, ambiguas, serenas y armoniosas. En los últimos años de la década utiliza mayor cantidad de materia pictórica apreciando el rastro del gesto. Las formas se entrelazan de forma abigarrada y generan una estructura en forma de mapas que acentúan y dejan traslucir la ambigüedad entre fondo y figura. Posteriormente, en la década de los 60 va concediendo mayor protagonismo a las formas de color, reduciendo la maraña hacia una estructura subyacente más reticular y menos orgánica. Las formas cada vez son más amplias, flotan y se reflejan en una atmósfera ambigua. A mediados de los 60 enfatiza la interacción de los colores, y consigue un color más plano, visual y emocional. Las manchas de color son mayores, más gestuales y más abstractas. Las obras de estos años son deudoras de su relación con la naturaleza orgánica derivadas de sus viajes y estancias en Hawái y del jardín que cultiva en Bridgehampton. A partir de 1968 desaparece el gesto y la huella para dejar paso a la utilización del aerógrafo hacia la conquista de los campos de color, ya que esta técnica le permite reforzar su saturación. Aparecen tonos sombríos influidos por sus vivencias personales, aunque siempre conteniendo la luz. Lo intuitivo y lo poético que vendría dado por la utilización saturada del color acompaña a estas composiciones junto a trazos gruesos y finos.

En las décadas de los años 80 y 90 la asimilación de la técnica se acentúa. Vuelve con más intensidad a la naturaleza como fuente de inspiración y desarrolla formas orgánicas, amplias y diversas. Trabaja con mayor libertad, menos sujeto a su propia técnica, con una mayor riqueza y variación en la paleta de color, con los que el artista estudia el comportamiento de la luz y el ritmo. Las composiciones son de mayor tamaño. En esta década combina el aerógrafo con el gesto del pincel empapado en color; y aparece tímidamente el dibujo. Son obras de gran sobriedad combinada con la máxima intensidad lumínica. Apreciamos en estos cuadros colores ocres, amarillos, azules, blancos refulgentes de luz.

Esteban Vicente. Untitled, 1956
Óleo sobre lienzo. 137 x 156 cm

Esteban Vicente. Afternoon, 1971
Óleo sobre lienzo. 152,8 x 132,3 cm
Esteban Vicente. Diptych: Untitled, 1987
Óleo sobre lienzo. 152 x 177,5 cm