JUEGOS EN EL ESPACIO

29 de enero   – 5 de mayo 2002

Esta es la primera vez que se dedica una exposición a las esculturas de pequeño formato de Esteban Vicente, tratándolas de forma separada, con la intención de dar cuenta de ellas como conjunto y poder mostrar así sus diversas tipologías.

Esteban Vicente, que emprendió su formación artística en 1921 en la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando con la intención de convertirse en escultor -intención que pronto abandonó, seducido por la agilidad y la fuerza de la pintura- mantuvo a lo largo de toda su vida una sensibilidad hacia los valores espaciales que queda reflejada en estas obras. En su aparente simplicidad son, sin embargo, el resultado de un profundo dominio de la composición de planos y colores. Materializan un silencioso diálogo con varios momentos importantes del arte del siglo XX: con el Cubismo, desde luego, pero también con el Constructivismo y constituyen así un magnífico exponente de cómo los valores del arte moderno pueden encarnarse en un tipo de creaciones ni heroicas ni grandilocuentes. Si bien el desarrollo en tres dimensiones del plano compositivo está ya presente en los albores del Cubismo, el carácter desenfadado de estas pequeñas esculturas remite también a un concepto de la creación artística como juego, presente en Torres García o Paul Klee. El hecho de que el propio artista las llamase «Toys» o «Divertimentos», da idea de su actitud ante ellas: efectivamente, son «juegos en el espacio».

Realizadas a lo largo de un amplio periodo de su vida, estas esculturas de pequeño formato revisten un interés especial, por cuanto plasman una actitud hacia la creación libre de toda convención y, por otro lado, constituyen un contrapunto excepcional de su obra como pintor y creador de collages, ya que son ellas mismas algo así como collages tridimensionales, que se alzan en el aire. En las salas del Museo hemos querido poner de relieve esta relación colocando los «Toys» junto con una representación del resto de su obra.

En esta exposición se muestran las 16 pequeñas esculturas que pertenecen al Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente junto con otras procedentes de importantes colecciones españolas y americanas. A ellas hay que añadir la extensa colección perteneciente a Harriet G. Vicente, viuda del artista. En total son 79 obras, que constituyen una verdadera delicia visual y en las que podremos encontrar formas abstractas junto con alusiones a formas animales o antropomórficas.

Esteban Vicente (Turégano, 1903 – Nueva York, 2001) inició su trayectoria artística en el Madrid de los años veinte, donde tuvo como amigos a algunos de los miembros más destacados de la Generación del 27. Realizó en aquellos años un tipo de pintura poética semejante a la que practicaban Juan Bonafé o Bores. Tras varias estancias en Barcelona y París, en las que conoció de primera mano las corrientes vanguardistas del momento, se trasladó a Estados Unidos en 1936. Al integrarse en el ambiente artístico neoyorquino, su pintura fue transformándose hasta emprender el camino de la Abstracción. Si bien sus cuadros de principios de la década de los cincuenta translucen la influencia de De Kooning, Rothko o Guston, pronto desarrollaría una pintura personal. Ésta se caracteriza por un acusado sentido espacial, un cromatismo nada convencional y un talante lírico muy alejado del dramatismo de sus compañeros. Único miembro español de la Escuela de Nueva York del Expresionismo Abstracto, realizó también collages, que algunos críticos valoran de forma especial en el conjunto de su obra. Desarrolló también una importante labor docente, enseñando pintura en las más importantes instituciones norteamericanas, entre ellas, en el Black Mountain College.

Aunque nunca regresó definitivamente a España, obtuvo los más altos reconocimientos a la labor artística que se conceden en nuestro país. En 1999 se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, a partir de una amplia y representativa donación de obras que abarca los diferentes lenguajes y etapas de su trayectoria

Con el patrocinio de Caja Madrid. Obra Social