Hugo Fontela (Grado, Asturias, 1986) comienza su formación como pintor en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés, con el pintor Favila, con quien aprende los “rudimentos” de la pintura. Sus primeros trabajos se centran en los escenarios naturales transformados por el hombre, con cierto aire industrial. Apenas cumplida la mayoría de edad, da el salto a Nueva York, donde se instala hasta 2014. Allí comienza a plasmar en sus pinturas ideas, en vez de lugares concretos. Su clave pictórica vira hacia una suerte de lirismo oriental que se aleja de los primeros paisajes industriales. Nueva York marca la obra de Fontela en dos sentidos. El primero, en un cambio de escala, el formato de su obra se vuelve más grande y, por otro lado, le impacta la pintura americana, Rothko, Kline, Motherwell, De Kooning, Cy Twombly, Guston o Resnick son referencias que conviven con su predilección por la obra de Sorolla, Beruete, Morandi, Reverón, Monet o el propio Esteban Vicente.
Hacia el año 2006, la naturaleza irrumpe tímidamente en su obra en series como piers en el río Hudson, y los back yards del Village. Habrá que esperar hasta el año 2010 para que, tras un viaje a las costas del Golfo de México, la temática de la naturaleza, se imponga. Las primeras series nos muestran como protagonistas troncos de palmera varados en enormes extensiones de arena blanca. Le siguen una serie de islas que toman el azul y el agua como elemento central, y rocas que emergen del mar. Para pasar, a partir del año 2020, a la omnipresencia del verde, que nos muestra una naturaleza que revienta y se desborda, y que no precisa de la concurrencia de ningún otro elemento más en la composición.
La exposición Hugo Fontela.Notas para un paraíso, nos presenta una serie de apuntes o instantes que el artista ha querido capturar antes de que se le escapen. El artista no pretende con ello contar algo, sino encontrar la esencia de la pintura en la captación de esa fugacidad. Pensar la pintura como un lugar, un paraíso donde la pintura abraza la naturaleza y viceversa.
Estas, se articulan en el espacio en tres series realizadas entre 2020 y 2023 bajo los epígrafes River, Green y Paradise. Entre ellas ha habido un paso de dulce transición, sin rupturas drásticas como en otras series pasadas. Así mismo, el riguroso método de trabajo de Hugo Fontela que caracterizó su obra precedente, se ha ido diluyendo, liberándose del orden y la racionalidad, para fluir en plena libertad, aunque manteniendo un punto de impulso o detonante que, partiendo de la realidad, le incita a la acción de pintar. Sus pinturas emanan gestualidad, surgida de una pincelada rápida que construye gracias a la superposición de sutiles capas, que derivan en un acentuado lirismo. Pincel, manos, dedos, la huella del artista se percibe en toda la composición tras un cuerpo a cuerpo con la obra.
La serie River se inicia desde el recuerdo de la imagen de un río de Asturias que surge entre la maleza. Las fotografías que el autor tomó del río ya en su adolescencia, marcaron el sendero por el que discurre la serie. En ella, lo vegetal y lo acuático se fusionan, una delgada línea separa la realidad de la ficción, los reflejos contribuyen a ello poderosamente. Recupera en esta serie la técnica del óleo abandonado, en favor del acrílico, hacía mucho tiempo. Con ella consigue multiplicar los matices, los efectos lumínicos, la corporeidad de la pintura, y trabajar más pausado.
En esa búsqueda de la esencia de pintura, Hugo Fontela inició la serie Green, que más que una serie es una estación de un mismo ciclo iniciado en River. Aquí la frontera entre la realidad y la abstracción se ha disuelto por completo en obras de gran formato, en las que la pintura, en ocasiones, no cubre toda la superficie, sino que deja algunos márgenes, aparentemente, sin intervenir. Las sinuosas pinceladas de verde, blanco y azul componen horizontes confusos, el cielo se confunde con el agua y el agua con el cielo, no así la vegetación, que irrumpe enérgicamente para comenzar a desbordarse y disolverse en el margen inferior, en un desvanecimiento sin fin provocando que la pintura se libere de los límites establecidos tradicionalmente a través del marco. Esta serie establece un interesante punto de conexión con la serie Green paintings realizada por Cy Twombly en 1986, que nunca fue expuesta y en la que, precisamente, existe un límite ambiguo entre la pintura y el marco, que queda incorporado a la obra.
Por su parte, Paradise, continúa la senda de Green y evoca lo que para el artista es el paraíso a través de la pintura: la naturaleza como paraíso, la pintura como paraíso. Estas obras reflejan la felicidad del autor por haber encontrado su lugar en el mundo a través de la práctica de la pintura. En estas últimas obras nos encontramos a un pintor sincero, más profundo y al tiempo más desinhibido. Incorpora un nuevo formato, más panorámico, que nos acerca, en una suerte de zoom, a sumergirnos en el ámbito natural. La contemplación minuciosa permite entrever una obra llena de matices cromáticos, carmín, amarillo, azul, verde y blancos que no lo son, orquestados según las leyes que marcan la naturaleza que le inspira: fluidez, ritmo y equilibrio. La exposición acoge también un interesante conjunto de obras sobre papel, en el que pueden apreciarse los tanteos del artista antes de enfrentarse al vacío del lienzo de gran formato.
Hugo Fontela es PINTOR, cultiva un solo género, el PAISAJE, evitando la presencia de la figura, aunque no así su evocación pues como él mismo argumenta, propongo paisajes para habitar en ellos o pasearte por ellos. No me gusta imponer a nadie un paisaje ya habitado. Tú puedes entrar solo o acompañado en el cuadro que, de este modo, se en un gran escenario, un teatro vacío y abierto a cualquiera.